lunes, 29 de octubre de 2012

Entre bambalinas



Carlos Lazaga es de esas personas que se hace imprescindible en un evento como el Rastrillo Aragón. Encargado de la logística, infraestructura, mantenimiento y gerente de la empresa de inserción INSERTA, ha conseguido en sus años en Ozanam y, más concretamente desde que se ocupa del Rastrillo, que todo esté montado en tiempo y forma correctamente en el momento de abrir las puertas, permanezca así durante los diez días hasta el cierre y, lo que no es menos importante, luego se recoja y quede todo como si no hubiera pasado nada.
Hablar con Carlos es un auténtico lujo. Admiramos su serenidad, su paciencia y su gran conocimiento sobre la Fundación, el Rastrillo y todo lo vinculado con ellos.
Carlos, ¿Cuánto tiempo cuesta montar algo tan enorme como es el Rastrillo Aragón?
Independientemente de lo que es la recogida y selección del material, lo referente a la logística del montaje se inicia un par de meses antes. Hay que tener en cuenta que se mueven 50 toneladas de material, gracias a la colaboración de empresas que nos prestan sus vehículos.
¿Y de donde sale el personal para una instalación tan compleja?
La Fundación tiene carpinteros, fontaneros, es decir, personal especializado (entre 6 y 8 personas) que, además de montar, pueden fabricar piezas para algunos puestos. Por ejemplo los muebles de ropa blanca y ropa de niños se han hecho en los talleres de Ozanam.
Admiramos tu control total, se ve claramente que conoces todo al detalle. Sin embargo no deja de sorprendernos, teniendo en cuenta la cantidad de personas involucradas. ¿Cómo lo consigues?
Bueno, es cuestión de organización. Durante el año mantengo dos o tres reuniones con las personas que coordinan cada stand. De este modo, podemos ir diseñando cada uno en función a las necesidades y preferencias de los voluntarios. Con eso ya se puede distribuir el trabajo entre los colaboradores del montaje, los talleres implicados, etc.
Una responsabilidad así solamente la puede tener alguien que conozca muy bien la casa. ¿Cuánto tiempo llevas en la Fundación y cuál ha sido tu trayectoria?
Llevo 13 años y medio en la Fundación. Empecé en un programa de apoyo al autoempleo “Capital Local con Finalidad Social” con el que se ayudó a crear 80 microempresas entre 1999 y 2000. Después, a finales del año 2000 me hice cargo de la gerencia de la empresa de inserción INSERTA. Digamos que mi especialidad es la organización.
 ¿Y en el Rastrillo? ¿Llevas mucho tiempo?
Desde 2001. Mi primer Rastrillo marcó un hito porque la Fundación ganó el concurso de los bienes de Gay y se dio un salto cualitativo importante. Antes los productos eran, digamos, más habituales de rastrillo benéfico, en los que primaba la buena voluntad y, desde ese momento, se dio mucha importancia a la calidad.
Diez días de Rastrillo, más los previos, 850 voluntarios, equipo técnico, directivo, de coordinación, 32 stand… Demasiado para no perder los nervios. ¿Cómo lo haces?
Como te he dicho, es cuestión de organización. Cuando asumí esta responsabilidad, vi cosas que se podían mejorar. Por ejemplo, antes montaban todos a la vez, ahora se monta por zonas, convoco a los stand de cada zona en días diferentes, y eso facilita mucho las cosas y, lo que es más importante, genera una paz social tremenda.
Otro factor importante es que hemos profesionalizado la gestión del Rastrillo. Antes todo era voluntariado. Con muchas ganas y buenas intenciones pero que, al crecer, se quedaba corto y convenía mejorar pensando en el beneficio de todos.
Y, por supuesto, tratando de ser lo más práctico posible. Antes nos cedían trailers que, además de que no cabían aquí, al ser cedidos venían cuando podía, con lo que resultaba muy difícil organizar correctamente el montaje. Ahora trabajamos con camiones más pequeños aunque tengamos que contratarlos porque, en este caso, al final resulta más rentable teniendo en cuenta lo que facilita el trabajo controlar el transporte.
Por último Carlos, la pregunta obligada ¿cómo animarías a la ciudadanía a colaborar con el Rastrillo?
Creo que puedo caer en los tópicos que os habrán dicho tantas veces pero, lo que sí te puedo asegurar es que la Fundación trabaja en muchos campos y nunca mira ni el color de la piel, ni la religión de las personas a las que va dirigida su labor. El conjunto de la actividad de Acción Social de Ozanam está enfocada a potenciar la convivencia.
También es muy satisfactorio para mi ver como los chicos y chicas que se forman con nosotros, luego pueden vivir haciendo sus trabajillos o “chapuzas”.
Sólo te puedo decir que yo estoy encantado. Me canso porque me hago mayor, pero no me cansa el Rastrillo. Además he evolucionado con él y sigo haciéndolo. Por eso al finalizar cada edición apuntamos todo lo que se puede mejorar para que en la siguiente sea más cómodo para los voluntarios y voluntarias y más vistoso y atractivo para los visitantes.
Muchas gracias, de verdad, Carlos y felicidades por esta importante labor y por ese magnífico equipo que has creado y que, milagrosamente, nunca hemos oído gritar ni perder los papeles en unos días en los que, entre bambalinas, debe haber tanta tensión. ¡Enhorabuena!

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