Este año, el Rastrillo Aragón ha contado con la ayuda de muchos niños, niñas y jóvenes a los que les encanta ponerse el delantal rojo. Los más pequeños se pasan los días esperando a que llegue el fin de semana para vender en los stands con sus madres o abuelas.
Es bonito ver cómo la tradición del delantal rojo va pasando de generación en generación.
¡Gracias a todos y todas!
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